lunes, 29 de septiembre de 2014

Dos vidas - Crítica



Verdades escondidas

Dos vidas arriba un poco tarde a las salas argentinas tras su lanzamiento en 2012. La película dirigida por Georg Maas y Judith Kaufmann acaba resultando todavía más interesante de lo que se podía esperar, gracias a su buen pulso narrativo y a la fusión de todos aquellos componentes que requieren que el observador se mantenga enfocado y expectante a la resolución de una serie de situaciones teñidas de misterio.
Otra cinta basada en eventos reales que se construye en relación a aquellas mujeres noruegas que tuvieron relaciones con soldados alemanes durante la ocupación nazi. Juliane Köhler se luce a partir de un nivel gestual y de expresión convincente y creíble encarnando a Katrine, quien vive en Noruega con su familia. La aparición de un abogado que les solicita que participen en una demanda contra el estado del mencionado país representa el punto de inflexión de la historia.


Dos vidas funciona cuando el drama del que se hace uso y prevalece en la mayor parte del relato se asocia a la intriga para despertar la curiosidad del espectador y conservarlo atento a lo que pueda llegar a descubrirse más adelante. Los directores apelan a ir desmenuzando lentamente los acontecimientos; para ello recurren a una buena cantidad de efectivos flashbacks que vayan mostrando o dejando asomar pequeños fragmentos que permitan ir encastrando cada pieza de un rompecabezas inteligentemente ideado.
Los directores se encargan, desde el comienzo, de dotar a la narración de un ritmo tranquilo pero no por ello aburrido. Los climas dramáticos que van creando se complementan con esa cuota de enigma casi de thriller que sostiene y saca a relucir los mejores momentos del film, hallándose éstos desde la segunda mitad hacia adelante, acrecentando el grado de interés gracias a su poder envolvente.
La proyección alemana merece ser tenida en cuenta. Su visionado vale la pena y resulta ser de esas historias en las que cuanto más cerca del desenlace mejor sabor van dejando en el paladar del público.

LO MEJOR: las interpretaciones, en especial la de Köhler. El pulso narrativo. La intriga y el modo en que se exponen y luego se resuelven los acontecimientos.
LO PEOR: una primera mitad que, si bien no es mala, sufre pequeñas intermitencias.
PUNTAJE:

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